Esta es una narración de un joven universitario que nos muestra cuán diferentes somos y como por ser diferentes somos patologizados, etiquetados cuando estas diferencias no hacen sino parte de la inmensa Neurodiversidad existente en nosotros.

 

Una voz ansiosa.

 

Los seres humanos, así como son diversos, experimentan sensaciones de manera diversa. Sin embargo, esto se hace visible o consiente, cuando algunas personas, sienten de tal forma, que tocan o exceden los límites de lo socialmente aceptado. Ese es mi caso: habito el espectro de los “trastornos de ansiedad”, y experimentó la ansiedad de manera diferente a las suposiciones sociales.

Mi cerebro no procesa las emociones acordemente a lo esperado, en especial, en lo concerniente a los asuntos de ansiedad y de miedo. Esto no es un aspecto sencillo en y de mi vida; aunque he aprendido a vivir con ello, en muchos momentos puede llegar a ser desgastante e incapacitante, aún más, cuando muchas personas que te rodean no saben o no tienen ni la menor idea de lo que ocurre dentro de ti.

Al ser un aspecto “invisible”, la aceptación por los otros se dificulta, ¿Cómo aceptar algo que no conocen? No obstante, yo si lo conozco y aún más lo siento, es por ello, que he emprendido un trabajo de autoconocimiento y de empoderamiento personal, para enfrentar las diversas situaciones relacionadas con lo comentado a lo largo de este escrito.

Mi aceptación se ha desarrollado a lo largo del conocimiento sobre mi condición, la búsqueda de espacios que sean compatibles con ello (p.e. espacios poco estresantes, etc.) y las relaciones que se tejen con personas queridas, que me inspiran confianza y seguridad.

Para cerrar, considero que los “trastornos de ansiedad”, son poco conocidos y también, poco aceptados; algunas personas (una suma considerable) consideran que podemos llegar a ser “psicóticos”, “histéricos”, “lunáticos”, entre otras cosas, y en ocasiones, se podrían aprovechar negativamente de ello. Pero aspiro, que la Educación, entre ella, emocional, fomente una cultura del reconocimiento de la neurodiversidad, y del respeto por las condiciones de vida de los y las diferentes: Es un derecho y un deber, o ¿No?

 

Cristhian Torres Pachón. Estudiante Universitario. 21 años.